Ya lo hemos dicho en alguna que otra ocasión: Hay veces en las que la realidad supera a la ficción. En este caso, nos enteramos de cómo un grupo de científicos han logrado integrar circuitos en plantas vivas para, haciendo uso del proceso de fotosíntesis, crean energía aprovechable. Si hace apenas unos días hablábamos en este mismo blog del avance que suponen las cometas inteligentes de Google para la energía renovable, hoy el tema sigue de actualidad gracias a estas “ciberplantas”.
Consistente en un sistema inocuo para las propias plantas que permite aprovechar sus capacidades basculantes, científicos suecos de la universidad Linköping integraron un polímero (soluble en el agua) conductor de electricidad en una rosa de jardín viva; de esta manera, la dotaron biológicamente con la capacidad de conducir la electricidad. Con este sistema, además de producir energía, sería posible producir nuevos materiales e incluso crear antenas ecológicas ya que, una vez absorbido el polímero por la planta, está diseñado para organizarse automáticamente en forma de cable a través del tallo y las diferentes partes de la planta cerrando un circuito eléctrico.
La capacidad de controlar la química de las plantas podría permitir en un futuro modular la producción de determinadas moléculas de cara a optimizar la síntesis de medicamentos.
Aunque parezca algo novedoso, la idea de combinar electrónica y plantas se lleva investigando desde hace décadas, concretamente desde el año 1990, obteniendo los primeros avances relevantes en 2012 según publicaba Magnus Berggren en “Science Advances”.
Según continúen avanzando en estos estudios, profundizarán en cómo conseguir que se transmita información mediante señales eléctricas generadas desde el mismo proceso químico que produce la planta para vivir. Gracias al control sobre esos procesos químicos, se puede investigar la forma de crear baterías basadas en fotosíntesis e incluso regular funciones internas de las plantas llegando a influir directamente en su crecimiento y desarrollo.