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¿Ultrasonidos que curan Alzheimer?

Por desgracia, el Alzhéimer ya alcanza entre un 60% y un 80% del total de demencias diagnosticadas en Occidente con unas previsiones preocupantes para los años venideros: Se calcula que el número de personas afectadas por esta devastadora enfermedad se triplicará y aún se busca una cura en la medicina actual.

Por lo que hoy hablamos de un tema tan delicado es porque, en recientes noticias, un grupo de investigadores del Queensland Brain Institute anuncian haber desarrollado un tratamiento no invasivo capaz de “limpiar el cerebro” recuperando funciones neurocognitivas; de hecho, así ha sido confirmado en pruebas con ratones. Este tratamiento fue publicado en “Science Translational Medicine” apareciendo como una de las grandes esperanzas en el tratamiento contra el Alzhéimer.

Los tratamientos actuales logran retrasar su inicio y poco más que frenar su avance a duras penas por lo que, la aparición de una técnica que consiga mediante ultrasonidos luchar contra este degeneración crónica de las neuronas, siempre es una buena noticia de cara a conservar en perfectas condiciones nuestras funciones cognitivas: percepción, lenguaje y memoria.

Según las pruebas obtenidas del estudio, se consiguió restablecer plenamente la memoria del 75% de los ratones que fueron expuestos al tratamiento sin producir ningún tipo de daño en el resto de los tejidos.

La técnica está basada en la capacidad de traspasar la barrera hematoencefálica (formación de células entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central conocida como BHE); esta barrera deja pasar tanto el oxígeno como los nutrientes necesarios para el funcionamiento del cerebro bloqueando, a su vez, el paso de aquellas sustancias tóxicas peligrosas para nuestras neuronas. Los científicos utilizaron los ultrasonidos para hacer vibrar esta barrera natural que poseemos de tal forma que algunas sustancias puedan colarse introduciendo, así, microburbujas de un gas conocido como octafluorpropano usado ya en otros tratamientos.

Aún así, el estudio presenta un problema reconocido por los investigadores: No saben de manera exacta cómo ocurre la reducción de las placas amiloides aunque, según su propia tesis, el gas suministrado es el que estimula las microglías (células que actúan como sistema inmune en el cerebro).

De todas formas, y reconociendo que es un avance prometedor, en estos momentos se encuentran trabajando con animales más complejos que los ratones (ovejas, concretamente) por lo que aún tendremos que esperar un tiempo prudencial para ver sus efectos en cerebros humanos.

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